• El primer sexo

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    SINOPSIS

    Si los apóstoles de la corrección política consiguiesen legalizar la quema de libros, El primer sexo, de Eric Zemmour, sería de los primeros en arder. Atrevido e insolente, defiende tesis de difícil digestión para el hombre contemporáneo, acostumbrado a vivir en un régimen de pensamiento único que divide las opiniones en aceptables e inaceptables, en legítimas e ilegítimas.

    Con estilo vertiginoso, repartiendo mandobles por doquier y cuestionando todo lo incuestionable, el periodista francés nos cuenta la historia de una renuncia: la renuncia del hombre a su virilidad, la claudicación ante el ideal femenino, que hoy impregna todas las instituciones sociales, desde el matrimonio hasta el gobierno.

    Porque, lejos de lo que pretenden hacernos creer las feministas, la nuestra no es una sociedad patriarcal. Es una sociedad matriarcal. Los hombres, dice Zemmour, han dejado de lado todo cuanto los define como tales: han abjurado del deseo para abrazar el amor; han renegado de la lógica del contrato para tomar la de una fidelidad pasional; y han sustituido su antañona rudeza por una sensibilidad delicada que los lleva, por ejemplo, a depilarse o engalanarse con pantalones ceñidos.