• Autor del mes

    Bibliotheca Homo Legens celebra el 100 aniversario del nacimiento de John Senior con esta oferta especial para acercar a nuestros lectores a la obra de este gigante intelectual.

    Descubra aquí su biografía, «John Senior y la restauración del realismo»

    La muerte de la cultura cristiana

    John Senior era consciente de que, para restaurar una realidad perdida, han de identificarse los motivos que la llevaron a la languidez. Por eso, siete años antes de la publicación de La restauración de la cultura cristiana (1983), escribió La muerte de la cultura cristiana, en la que distingue las razones del colapso de nuestra civilización: el industrialismo deshumanizador, el desprecio de la filosofía realista, la inmoralidad del modernismo, la autosuficiencia racionalista… No lo hace con tono decadente y pesimista, sino que en su diagnóstico subyace un poso de esperanza: Senior está convencido de que todo lo valioso echado a perder puede recuperarse y de que hacerlo sólo depende de nosotros.  

    La restauración de la cultura cristiana

    El despertar de la señorita Prim, una de las novelas más leídas de la pasada década, le debe mucho a este libro. Pero, ¿qué misterio conecta una señorita contemporánea en busca de sentido con un profesor de la universidad de Kansas, empeñado en restaurar «la cultura cristiana»? Quizá la perspectiva de Senior tiene tanto de universal —o sea, de católica— que su influencia es capaz de extenderse mucho más allá de lógicas espaciales o temporales, redescubriendo con asombrosa sencillez verdades permanentes de nuestra civilización.

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  • Álvaro Roca

    Derecho a vivir

    Un análisis jurídico-antropológico sobre el nuevo totalitarismo eutanásico

    SINOPSIS

    El «derecho a la muerte» se anuncia cada vez más como una cuestión dogmática, una realidad jurídica que pertenece al hombre y que nadie puede negar. ¿Es realmente un derecho? ¿O, más bien, una deformación del Derecho? Bajo capa de dignidad, de derecho, de elección, de democracia, de compasión y algunas otras palabras-talismán, nuestras sociedades caen presas de la cultura de la muerte. Y, sin embargo, esta implantación tiene aires más totalitarios que democráticos, pues allí donde alguien tiene «derecho a morir» también debe haber alguien con potestad, derecho y deber de matar. 

    Cuestiones tan esenciales como la noción de persona, la libertad, la verdad, la ética o el sentido de la vida o del sufrimiento, se han visto viciadas y enturbiadas por esta cultura que se enraiza no solo en el nihilismo de Nietzsche, sino también en aquel del gnosticismo antiguo, caracterizado por la angustia vital, el odio a lo creado y la obsesión por escapar de este mundo. 

    En un tiempo en el que se sacraliza la libertad de expresión, Derecho a vivir, aunque políticamente incorrecto, no se levanta con ánimo polémico, sino con la intención de abrir diálogos razonados. No hay ofensa a los simpatizantes de la eutanasia, sino expresión de un ciudadano que, desde una perspectiva jurídica y antropológica, cuestiona libérrimamente y desde la razón el nuevo «derecho a la muerte». Porque cuando se deja de razonar con la lógica, empiezan a convertirse en razón cuestiones que poco tienen que ver con ella.

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